domingo, julio 22, 2007

En ocasiones se cuela entre los amaneceres para ver su sombra proyectada en las ramas de una palabra

-¿Lo has visto?

Apaga los gestos erguido sobre el vértice.
Mira la punta de la noche.
Se retuerce hasta volverse e(s)tereo.
Las mangas le cuelgan como serpientes.
Su voz es llanura diáfana por la que corre descalzo el viento.
Guarda un universo diminuto enterrado en un hueco.

-¿Has visto pasar el tiempo? -le pregunto al mono.
-No -dice sin mover los labios- hoy tampoco.